Esta mañana me levante contenta, viendo una hermosa nevada que tapaba todo. Disfrutaba viendo como la brisa con sus cambios imprevistos movía la nieve de un lado al otro, como si cada copo estuviera atado a un hilo invisible y el viento fuera ese titiritero mágico dando un espectáculo de primera. Calles y techos blancos, niños (y no tan niños) aprovechando las vacaciones para jugar en la calle. Pisadas borradas, aceras y calles igualadas.
Me prepare para salir y sentir los copos chocar en mi cara, prendí la camioneta y comencé con mucho entusiasmo a limpiarla, estaba tapizada. El techo como es muy alto no lo limpie muy bien y como me entretuve mucho antes de salir de casa, se me hizo tarde así que rápido me monte y arranque… y allí empezó la otra historia, la de terror.
No puedo describir la sensación de patinar con una camioneta sobre la nieve, no me quiero ni acordar. Apretaba hasta los pensamientos cada vez que intentaba frenar. Cambiarse de canal en la autopista era como querer pasarle a una isla por encima, porque se acumula la nieve que no limpian los cauchos que pasan formándose montañitas.
Y como si todo esto no fuera suficiente, a medio camino la nieve que no limpie del techo comenzó a escurrirse por el parabrisas, como el monstruo de la laguna negra pero blanquito y cristalino, el limpia parabrisas no se daba abasto a pesar que lo tenía en la máxima velocidad. Microsegundos de ceguera justo en esa curvita donde te indica que bajo cero los camiones se resbalan.
Me duelen todos los músculos, me duelen los dedos y el cuello. A mi alrededor siguen haciendo planes y viendo cuantas pistas de ski están abiertas, diciéndome que no sea dramática que tampoco es tan difícil manejar en la nieve, y yo sigo viendo la nieve caer desde mi ventana, y sigo pensando como carajo me voy a devolver a la casa!!

Asi se veia la autopista cuando llegue, ahora se ve peor!!! :-S